
Hoy, la agricultura en pequeña escala constituye la actividad económica fundamental del pueblo mapuche, muy apegado a su tierra, de ahí su búsqueda del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Esto constituye uno de los principios de sus creencias, apoyado en la idea de la tierra como madre protectora, y sostiene un sistema de salud basado en la medicina natural.Porque habitamos una de las zonas geográficas del planeta, donde la naturaleza es a la vez tremendamente castigadora de los humanos con sus volcanes y erupciones, con glaciales y ríos que desbordan y con terremotos y maremotos que cambian el relieve terrestre. Pero, es a la vez tremendamente generosa abundante en bosques, con variados animales, frutos, semillas, aves, ríos y océano con peces, mariscos y algas. Sin dudas los mapuche, pehuenche y huilliche aprendieron a convivir con la naturaleza, protegiéndose en sus creencias, frente a las calamidades y tomando lo que ella les daba para su subsistencia y reproducción.
El Norte es seco y el Sur-Austral es muy húmedo... En la Araucanía la lluvia regaló selvas donde el hombre encontró de todo: alimentos, maderas para sus construcciones, fibras para canastos y tejidos, totoras, insectos, aves, roedores y felinos y grandes animales como el guanaco y el huemul. Era el paraíso: recolectar diseñes, maqui, piñones, avellanas, changles, chupones, murtilla, papas, maíz, porotos, calabazas, quínoa. Cazar pudúes, huemules, guanacos, coipos, torcazas, perdices. Pescar en ríos, esteros y canales. Viajar a la Patagonia, al otro lado de los Andes a cazar avestruces y traer la sal o ir a la costa por peces, cochayuyo, luche, ulte, choritos, almejas. El trabajo humano era no destruir la naturaleza, sólo cuidarla y recoger los frutos.
El Norte es seco y el Sur-Austral es muy húmedo... En la Araucanía la lluvia regaló selvas donde el hombre encontró de todo: alimentos, maderas para sus construcciones, fibras para canastos y tejidos, totoras, insectos, aves, roedores y felinos y grandes animales como el guanaco y el huemul. Era el paraíso: recolectar diseñes, maqui, piñones, avellanas, changles, chupones, murtilla, papas, maíz, porotos, calabazas, quínoa. Cazar pudúes, huemules, guanacos, coipos, torcazas, perdices. Pescar en ríos, esteros y canales. Viajar a la Patagonia, al otro lado de los Andes a cazar avestruces y traer la sal o ir a la costa por peces, cochayuyo, luche, ulte, choritos, almejas. El trabajo humano era no destruir la naturaleza, sólo cuidarla y recoger los frutos.